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La Guelaguetza: máxima fiesta de Oaxaca.


La Guelaguetza, máxima fiesta del estado de Oaxaca, tiene sus orígenes en la época prehispánica, cuando los indígenas zapotecas dedicaban sus plegarias y bailes a las deidades del maíz y la agricultura como “Centeocihuatl” o “Centéotl”, “Cosijo” y “Pitao Cocobi”, ligados íntimamente a la lluvia, al trabajo de la tierra y a los ciclos agrícolas como agradecimiento por las buenas cosechas. De acuerdo con la tradición culminaban con el sacrificio de una doncella y se realizaban en el mismo lugar donde actualmente se siguen celebrando: el cerro del Fortín, conocido en aquel entonces como “Tani Lao Nayyaloani” o “Daninayaloani” que significa Cerro de la Bellavista.

En su concepción más amplia, la Guelaguetza representa no sólo cooperar, sino hace referencia a los tiempos antiguos en donde la se resaltaba el amor al prójimo de los zapotecas hacia sus hermanos, por medio de una actitud de compartir la naturaleza y la vida.

Forma parte de los cultos populares a la Virgen del Carmen, razón por la cual se celebra los dos lunes más cercanos a la festividad católica de esta advocación mariana (el 16 de julio). También se conoce con el nombre de "Los Lunes del Cerro", puesto que el corazón de la festividad es el cerro del Fortín, que domina el centro de la ciudad de Oaxaca.

La vieja y la nueva costumbre se entretejieron a lo largo de los años. Finalmente, en 1932 nació la celebración moderna conocida como Guelaguetza, un homenaje a la diversidad étnica y cultural de Oaxaca.

Cada año, decenas de comunidades de las ocho regiones de Oaxaca se congregan para mostrar y celebrar sus rasgos culturales con danzas, representaciones y muestras gastronómicas.

Los bailes y danzas de la región del Valle son la Danza de la pluma y el Jarabe del Valle. De la Sierra Juárez, los Sones Serranos y el jarabe de la Botella. De Tuxtepec, la sorprendente Danza Flor de Piña, con más de veinte mujeres, que bailan energéticamente, hombro con hombro, en una sincronía llena de movimiento y color. De Huautla de Jiménez, los sones mazatecos. Pinotepa Nacional presenta bailables como Las Chilenas, La Malagueña y El Pandero. Huajuapan de León presenta el Jarabe mixteco, lleno de movimiento y energía entre una pareja. El Istmo de Tehuantepec presenta La Sandunga y La Tortuga. Ejutla de Crespo presenta El Jarabe Chenteño y El Palomo. Al cierre de la Guelaguetza, se presenta uno de los bailables más representativos de Oaxaca: la Danza de la Pluma, ejecutado por hombres con grandes penachos coloridos, también muy pesados, que se decoran con pequeños espejos y, en algunos casos, con imágenes religiosas.Cada región lleva su propia banda de música. Se toca música en vivo durante todo el evento. La mayoría son bandas de viento, y tocan sus piezas mientras los bailarines presentan lo mejor de su región.

Entre las actividades alrededor de esta esta están el famoso espectáculo “Donají, la leyenda”, la princesa zapoteca que se enamoró de un joven mixteco, el cual se ha presentado desde 1983.

Este año la Guelaguetza se llevará a cabo los lunes 22 y 29 de julio en el Cerro del Fortín para presentar sus danzas folclóricas y coloridas vestimentas. Encuentro artesanal del 21 al 30 de julio en el Paseo Juárez El Llano donde se presenta una exhibición de lo mejor de la artesanía oaxaqueña.

Festival de los Moles el viernes 20 de julio el Jardín Etnobotánico en donde se lleva a cabo una degustación de diversas variedades de mole oaxaqueño. Feria Internacional del Mezcal del 27 al 30 de julio en la Villa de Zaachila muestra de los mejores mezcales oaxaqueños.

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