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El Salón Los Ángeles ícono de la cultura popular mexicana está a punto de desaparecer.

“El que no conoce Los Ángeles, no conoce a México”.

Desde el 2 de agosto de1937, el Salón Los Ángeles ha sido reconocido como “la catedral del baile en México”, con 83 años de historia, su ambiente pachuco teñido de color neón y las notas musicales al ritmo de las orquestas que se han presentado en su escenario durante décadas han embrujado a los asiduos y curiosos, partícipes del mágico ritual del baile de salón.

Este inmenso espacio de 2 mil metros cuadrados y paredes rosadas ubicado en la colonia Guerrero, conserva intacta su nostalgia y actualmente ya no se iluminan las lámparas de neón sobre la pista, todo se quedó en pausa: su famosa dulcería, las taquillas, el guardarropa art déco, la pista de baile y los camerinos.

¿Cuándo volveremos a ver a las parejas de baile y a escuchar la música.? Eso no va a ocurrir en mucho tiempo. Ahora solamente podemos ver las mesas y las sillas apiladas en los costados del gran salón, las cortinas rojas llenas de polvo, las fotos sepia y las paredes forradas de carteles musicales cargados de recuerdos. Seguiremos esperando que nuevamente vuelva a subir el telón y que empiece la función.

Este icónico lugar ha cerrado su puertas en tres ocasiones en sus más de ocho décadas de historia: después del terremoto de 1985, durante el brote de la influenza H1N1 en 2009 y desde el pasado 22 de marzo las flautas y timbales del danzón callaron debido a la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.

Aquí han surgido movimientos musicales, han nacido grandes estrellas de la música y durante años ha sido el lugar más emblemático en lo que a salones de baile se refiere.

Ha protagonizado el inicio de movimientos de ritmos como el mambo, el cha cha cha, la cumbia mexicana, por su escenario han desfilado grandes leyendas de la música mexicana como la Sonora Santanera, Rigo Tovar, la Sonora Matancera, Damaso Pérez Prado, la Sonora Dinamita; donde escuchamos a grandes cantantes como Celia Cruz, Agustín Lara, Toña la Negra, Beny Moré, Gonzalo Curiel, Óscar Chávez y Lila Downs. Esta mítica sala de baile era frecuentada por Diego Rivera y Frida Kahlo.

Mario Moreno “Cantinflas”, Adalberto Martínez “Resortes” -al que se le sobrepuso el mote de “el rey del mambo”- y Germán Valdés “Tin tan”, todos ellos cómicos mexicanos que brillaron en la pantalla grande por sus emblemáticos pasos de baile, varias veces bailaron sobre su pista.

Los neones del salón también fueron testigos de la asistencia de Fidel Castro y León Trotsky.

El escritor Carlos Monsiváis hacía fila los domingos para entrar el salón como cualquier persona y Carlos Fuentes celebró ahí su cumpleaños 70 junto con Gabriel García Márquez y José Saramago. Fuentes dejó una dedicatoria que ahora cobra más fuerza que nunca: “Los Ángeles estaba aquí hace 40 años y seguirá aquí mientras el tiempo dure y el alma baile”.

Aunque este salón es reconocido por atraer a los bailarines fanáticos de los ritmos tropicales, en los últimos años se ha convertido en un lugar cuya tradición, que hoy se mira como una extravagancia que dejó el siglo pasado, se ha instalado en el gusto de turistas y capitalinos con arritmia corporal.

Este espacio que ha sido operado por la familia Nieto durante tres generaciones, actualmente está buscando varios tipos de apoyo para evitar su cierre y que se construya un edificio, un museo o un hotel poniendo fin al emblemático local de baile y a su lema: "El no conoce Los Ángeles, no conoce México".

Miguel Nieto Applebaum, quien está al frente de este salón comenta que no estaban preparados para cerrar el local durante tanto tiempo. Por esa razón ha lanzado una campaña de recaudación y rescate para sobrevivir esta crisis.

Su abuelo cerró la carbonería para hacer un baile en 1937, su padre lo reformó en 1948 y ahora él tiene el gran reto de sostener este lugar.

Con la leyenda ¡Que no pare el baile! se lanzó una campaña de aportaciones a través de preventa de boletos que se harán efectivos cuando el salón vuelva a abrir sus puertas; entradas a eventos especiales y, donaciones para la colocación de una placa en la pared del Salón Los Ángeles con el nombre del donante.

El salón ha subsistido gracias a los ingresos por rodajes de películas, series y videoclips, y no por el simbólico precio que pagan las parejas de adultos mayores que acuden a bailar los martes y domingos por la noche. Los más fieles al salón son los pachucos, hombres que se visten con trajes extravagantes, sombreros con plumas y zapatos bicolor para representar a la comunidad mexicana que vivía en Estados Unidos en los años 30, pero eso no basta para pagar a los 25 trabajadores del local.

Además la economía del barrio, los negocios de la cuadra y los integrantes del valet parking también se han visto afectados por la pandemia.

Otro reto a los que se enfrentan con en esta nueva normalidad plantea una modificación sustancial en la esencia como van a operar con los nuevos mecanismos para poder recibir a los clientes que anteriormente podían bailar libremente en la pista, y que ahora tendrán que estar en un espacio delimitado, una cuadrícula para que cada pareja cuente con un perímetro seguro para bailar en base al distanciamiento social.

El Salón Los Ángeles ha sido escenario de famosas películas, muchos programas de televisión, series y telenovelas. Y también ha quedado plasmado en las películas como Una gallega baila mambo, Tívoli, Danzón y Modelo antiguo.

Cerca de cumplir 85 años de vida, no se sabe si van a cerrar definitivamente, o si volverán a abrir en algunos meses, o hasta el año que viene.

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