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Noche de reconocimientos para Susana Alexander en Querétaro.

Por: Lorena Meeser.

Asociación Mexicana de Críticos de Teatro.


Susana Alexander: Un aplauso eterno para una leyenda del teatro

El pasado fin de semana, Querétaro se convirtió en el escenario de una despedida memorable, marcada por la elegancia, la emoción, y un momento inolvidable al concluir la función de La Velocidad del Otoño. La aclamada actriz Susana Alexander, figura fundamental del teatro mexicano, se despidió del escenario con una actuación que consolidó aún más su legado y recibió una serie de reconocimientos que celebraron su extraordinaria carrera.

Durante la función de despedida, Alexander encarnó a Alejandra, una octogenaria que lucha por mantener el control de su vida frente a los intentos de sus hijos de trasladarla a una casa de retiro. Su interpretación de este personaje, cargado de emoción y profundidad, no solo mostró su habilidad para capturar la esencia de una mujer fuerte y vulnerable, sino que también evidenció su maestría en el arte de la actuación.

El escenario del Teatro de la Ciudad en Querétaro fue testigo de una representación que destacó por su intensidad y autenticidad. Alexander, acompañada por Fernando Canek en el papel de Carlos, ofreció una lección magistral de interpretación. La conexión palpable entre ambos actores y la profundidad de sus personajes crearon un ambiente cargado de emoción que resonó profundamente en el público.

Al finalizar la función de "La velocidad del otoño", la primera actriz Susana Alexander fue ovacionada de pie por un público conmovido y agradecido. Este emotivo homenaje no solo celebró una exitosa puesta en escena, sino que reconoció toda una vida dedicada al teatro, una trayectoria que la ha convertido en un ícono de las artes escénicas en México.

La despedida de Susana Alexander no fue solo un adiós a una actriz venerada, sino una celebración de su vida dedicada al teatro. En reconocimiento a su contribución inigualable a las artes escénicas, Alexander recibió múltiples premios y distinciones al final de la función. Entre ellos, se destacaron el Reconocimiento "María Douglas" por parte de la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro por su Trayectoria; el Reconocimiento de En Confianza con Amelia por su influencia en la cultura teatral mexicana; un Reconocimiento por parte del Gobierno del Estado de Querétaro y una ovación de pie de parte del público.

Estos reconocimientos subrayan el impacto duradero de Alexander en el teatro. Su carrera ha sido ha sido sinónimo de excelencia teatral durante décadas, marcada por una impresionante diversidad de roles que han abarcado desde el drama hasta la comedia, y que han sido recibidos con aclamación por parte de la crítica y el público. La capacidad de Alexander para transformar cada personaje en una experiencia única y poderosa ha dejado una marca indeleble en el panorama teatral mexicano.  

En su discurso de despedida, Alexander compartió sus pensamientos con el público, agradeciendo a Lorena Meeser de la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro; a Amelia Kobeh de En Confianza con Amelia; a Marcela Herbert del Gobierno del Estado de Querétaro y, especialmente, a sus seguidores. Conmovida, destacó cómo el teatro le ha permitido explorar la condición humana en todas sus facetas, y cómo cada papel ha sido una oportunidad para conectar con el público de una manera profunda y significativa.

La función de despedida de La Velocidad del Otoño en Querétaro no solo cerró un capítulo en la carrera de Susana Alexander, sino que también reafirmó su estatus como una de las grandes figuras del teatro. Su legado, construido a lo largo de décadas de dedicación y pasión, continúa inspirando a futuras generaciones de actores y a todos aquellos que aprecian el arte del teatro.

Así, el adiós de Susana Alexander al escenario es, en realidad, una celebración de una vida de logros y un homenaje a su contribución inestimable a las artes.

La obra "La Velocidad del Otoño" se convierte así en un espejo que refleja la trayectoria de Susana Alexander. La protagonista, una mujer que enfrenta los desafíos de la vejez, evoca la propia evolución de la actriz a lo largo de décadas. La obra, con su carga emotiva y su profunda reflexión sobre la vida, se erige como un digno colofón a una carrera marcada por la excelencia y la entrega.

Con su última actuación en Querétaro, Alexander dejó una huella imborrable, un testimonio de su excelencia y una profunda gratitud hacia el arte que ha definido su vida.

Un adiós a los escenarios... ¿o un hasta pronto?

Si bien la actriz ha anunciado su retiro de las largas temporadas teatrales, sus fans pueden estar tranquilos. Susana Alexander es una mujer inquieta y creativa, y es muy probable que continúe sorprendiéndonos con nuevos proyectos. Su legado, sin embargo, ya está asegurado. Sus obras de teatro, sus películas y sus actuaciones televisivas formarán parte del patrimonio cultural de México por siempre.


En conclusión, la noche en que Susana Alexander se despidió de los escenarios queretanos fue una celebración de una vida dedicada al arte. Un homenaje a una mujer que ha inspirado a generaciones de actores y que ha enriquecido la vida cultural de nuestro país. ¡Gracias, Susana, por tanto!

"La Velocidad del Otoño"

Escrita por Eric Cole y adaptada por Guillermo Wiechers, es una pieza que se adentra en los abismos emocionales de la vida familiar, mostrando una historia de resistencia y amor a través de una trama cargada de tensión y drama. La obra, dirigida y protagonizada por Susana Alexander junto a Fernando Canek, se establece como una reflexión profunda sobre el envejecimiento, la autonomía y los conflictos generacionales.

La pieza nos presenta a Alejandra, un personaje interpretado magistralmente por Susana Alexander, una mujer octogenaria que se niega a abandonar su hogar en Polanco para ser trasladada a una casa de retiro. La premisa es provocativa y desafiante, planteando un conflicto que va más allá de los simples desacuerdos familiares. Alejandra, decidida a mantener el control de su vida, amenaza con usar bombas molotov, un símbolo extremo de su resistencia y desesperación.

El conflicto central gira en torno a la compleja dinámica familiar entre Alejandra y sus hijos, Miguel y Leonor, quienes, a pesar de sus mejores intenciones, se ven atrapados en una confrontación emocional con su madre. La llegada inesperada de Carlos, el hijo mayor que ha estado ausente durante dos décadas, añade una capa adicional de tensión y dramatismo. La interacción entre Alejandra y Carlos, interpretada con intensidad y sensibilidad por Fernando Canek, ofrece un espacio para que se exploren las grietas y conexiones de la familia, mostrando cómo los lazos familiares pueden ser a la vez una fuente de apoyo y un campo de batalla.

La dirección de Susana Alexander es notable por su capacidad para equilibrar el drama y la emotividad con momentos de reflexión y humanidad. Su actuación como Alejandra es un tour de force que captura la complejidad de una mujer que ha vivido plenamente, pero que ahora se enfrenta a la amenaza de perder su independencia. La actuación de Fernando Canek como Carlos aporta una dimensión adicional a la obra, con un regreso que es tanto físico como emocional, desenterrando viejos resentimientos y conexiones.

El texto de Cole, adaptado por Wiechers, ofrece un diálogo que resuena con autenticidad, reflejando las luchas internas y las pasiones de los personajes. Las bombas molotov, lejos de ser un mero elemento dramático, se convierten en un símbolo poderoso de la lucha de Alejandra por su autonomía, un acto de desafío que refleja el dolor y el orgullo de una vida vivida en sus propios términos.

"La Velocidad del Otoño" es una obra que invita a la reflexión sobre el envejecimiento, la autonomía y las relaciones familiares. Nos recuerda que, a pesar de los conflictos y las diferencias, el amor y la comprensión son fundamentales para enfrentar las adversidades. La obra ofrece una experiencia teatral que es a la vez conmovedora y provocativa, y que sin duda resonará con aquellos que han enfrentado situaciones similares en sus propias vidas.

En conclusión, "La Velocidad del Otoño" es una pieza que logra capturar la esencia de las emociones humanas a través de una narrativa poderosa y actuaciones destacadas. La dirección de Susana Alexander y la interpretación de Fernando Canek brindan una experiencia teatral que es tanto un desafío como una celebración de la vida y la familia. Es una invitación a explorar la fragilidad y la fuerza de los vínculos que nos definen, y una oportunidad para reflexionar sobre la dignidad y el deseo de mantener el control en la etapa final de la vida.


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