Yo Maximiliano: representación teatral del fusilamiento de Maximiliano

La obra teatral "Yo Maximiliano" se presenta en la Capilla de Maximiliano en el Cerro de las Campanas, y está dedicada a Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena quien fue el emperador de México durante el Segundo Imperio de México, un amante y soñador del desarrollo de la sociedad mexicana.
Recrea el episodio de la historia en el que el segundo emperador de México y sus generales conservadores Tomás Mejía y Miguel Miramón fueron ejecutados el 19 de junio de 1867.
Diálogos y monólogos también forman parte integral de las secciones históricas, combinado recursos teatrales con eventos históricos que presentan un pasaje de la vida de Maximiliano, además de ser un homenaje a la leyenda.

Está escrita mediante una importante investigación histórica, avalada por Ángela Moyano+ destacada historiadora de la Universidad Autónoma de Querétaro. En ella se conocen los ideales, sentimientos y pensamientos de Maximiliano, además de las leyes que promulgó como emperador de México.

Es un proyecto de Experimenta México. Escrito y dirigido por Jorge Flores. Cuenta con la actuación de Santiago Sabino, Román García, Abigail Miranda, Arturo Rincón, Leonardo Cabrera, Eduardo Aguilera e Ivan Iael. Se presenta los viernes y sábados de junio a las 20:00 horas y los domingos de junio a las 19:30 horas.

Contexto histórico
Se llama Segundo Imperio Mexicano al Estado gobernado por Maximiliano I entre 1863 y 1867. Su proclamación como emperador fue posible debido a la segunda intervención francesa, ordenada por Napoleón III y alentada por los conservadores locales. Subsistiendo en oposición al gobierno republicano constitucional encabezado por el presidente Benito Juárez.
La causa de la segunda intervención francesa a México fue la suspensión de los pagos de la deuda externa a Francia, Gran Bretaña y España decretada por el gobierno de Benito Juárez, al finalizar la guerra de Reforma (1858-1861).
Representantes de las tres potencias europeas se reunieron en Londres, donde acordaron desembarcar tropas en el puerto de Veracruz para presionar a las autoridades mexicanas.
El arribo de las tropas extranjeras tuvo lugar en 1862 y a partir de entonces se iniciaron negociaciones con el gobierno de Juárez, que concluyeron con el retiro de las fuerzas británicas y españolas.

Las tropas francesas se negaron a replegarse porque el emperador Napoleón III planeaba instaurar una monarquía local que apoyara a los confederados en la Guerra de Secesión, para así disminuir el poder de los Estados Unidos en la región del Caribe.
El proyecto del emperador francés fue apoyado por los conservadores mexicanos que, tras ser derrotados en la guerra de Reforma, apostaron a imponer en su país un gobierno de carácter monárquico. Con el visto bueno de Napoleón III, los conservadores ofrecieron la corona al archiduque austríaco Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien aceptó la propuesta en julio de 1863 y adoptó el nombre de Maximiliano I.

Mientras tanto, el ejército expedicionario francés había avanzado desde la costa hasta el centro del país y, pese a ser derrotado en la batalla de Puebla, logró ocupar la Ciudad de México el 10 de junio. A la espera de que Maximiliano llegará al país, el gobierno estuvo encabezado por una regencia integrada por dos generales y un arzobispo.
Maximiliano y su esposa, Carlota Amalia de Bélgica, llegaron al puerto de Veracruz en mayo de 1864, haciendo una entrada fastuosa en Ciudad de México pocos días después.
Fin del Segundo Imperio Mexicano
Maximiliano I nunca tuvo el control efectivo sobre todo el territorio mexicano, ya que los republicanos, liderados por Juárez, resistieron en distintos sectores del país.

Las tropas republicanas, comandadas por Porfirio Díaz, poco a poco fueron recuperado territorios, a la par que Maximiliano perdía sus apoyos y se iba quedando prácticamente solo. La principal defección fue la de Napoleón III, que en 1866 retiró las tropas francesas, tras la derrota confederada en la Guerra de Secesión estadounidense y la inminencia de la guerra franco-prusiana.
El declive del Segundo Imperio también fue provocado por los conflictos entre el emperador y la Santa Sede. Las normativas impulsadas por Maximiliano sobre libertad de cultos, abolición de los fueros eclesiásticos y nacionalización de los bienes de la Iglesia generaron tensas relaciones entre el emperador y el Vaticano, que le retiró su apoyo. Lo mismo sucedió con muchos conservadores mexicanos, molestos por la legislación de corte liberal impulsada por el emperador.
Maximiliano fue finalmente cercado y capturado por el ejército republicano en la ciudad de Querétaro. Se le procesó judicialmente, se le encontró culpable y fue fusilado en el Cerro de las Campanas, el 19 de junio de 1867.
Así el Segundo Imperio llegó a su fin y se restauró la República bajo el liderazgo de Juárez, que fue reelegido como presidente en las elecciones generales de 1867.

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