Cónclave 2025: La iglesia católica ante una encrucijada histórica
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Por: Lorena Meeser

El centro del poder político católico
El 21 de abril de 2025, la Iglesia Católica cerró un capítulo crucial de su historia con el fallecimiento del Papa Francisco. A sus 88 años, Jorge Mario Bergoglio deja tras de sí un pontificado que marcó profundamente el rumbo de la Iglesia en el siglo XXI, situando su mensaje pastoral en los márgenes de la sociedad y asumiendo posiciones audaces sobre temas sociales, económicos y ambientales.
Hoy, la Capilla Sixtina se convierte nuevamente en el epicentro espiritual del mundo católico con el inicio del cónclave que elegirá a su sucesor.
Con 133 cardenales electores reunidos bajo el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, el mundo aguarda con expectación la elección del Papa 267.
Más allá de la solemnidad del rito, el momento que vive la Iglesia es de suma trascendencia. La decisión que se tome en los próximos días no solo definirá al próximo líder de los más de 1,400 millones de católicos en el planeta, sino que delineará el perfil doctrinal, político y pastoral que marcará el rumbo de la institución en un contexto global cada vez más fragmentado.

Continuidad o restauración: el dilema del Colegio Cardenalicio
La herencia de Francisco está lejos de generar consenso. Su apuesta por una “Iglesia en salida”, su discurso abierto hacia la comunidad LGTBI, la atención prioritaria a los migrantes y su férrea defensa de la ecología integral han sido celebrados por amplios sectores progresistas, pero también han despertado recelo y oposición en sectores conservadores del clero y del laicado.
Al interior del Colegio Cardenalicio, esta tensión se traduce en dos bloques con visiones antagónicas. Por un lado, quienes ven en la muerte de Francisco una oportunidad para consolidar las reformas iniciadas y profundizar en una Iglesia más sinodal, inclusiva y dialogante con el mundo contemporáneo. Por otro, aquellos que consideran que tales cambios han comprometido la identidad doctrinal del catolicismo y abogan por un retorno a una visión más vertical, litúrgica y doctrinalmente firme.

Principales candidatos al Papado “papabili”: nombres y perfiles
Lo más seguro es que uno sea Papa antes de la misa del domingo
Entre los nombres que resuenan con más fuerza en los pasillos del Vaticano y en los círculos de análisis eclesial se encuentran varios cardenales con trayectorias y perfiles muy distintos:
Pietro Parolin (Italia, 70 años): Actual Secretario de Estado del Vaticano, Parolin representa una opción moderada y diplomática. Su experiencia en el gobierno central de la Iglesia y su habilidad para el consenso lo posicionan como una figura de estabilidad.
Matteo Zuppi (Italia, 69 años): Arzobispo de Bolonia, es el rostro más visible del “franciscanismo” italiano. Su cercanía con la comunidad de Sant’Egidio y su enfoque pastoral hacen de él un símbolo de continuidad con la línea del Papa Francisco.
Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años): Exarzobispo de Manila y actual prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Tagle es una figura carismática que encarna la dimensión global y periférica de la Iglesia. Su elección marcaría un hito como primer Papa asiático.
Pierbattista Pizzaballa (Italia, 60 años): Patriarca latino de Jerusalén, su labor en el diálogo interreligioso en Tierra Santa lo presenta como una voz valiente en el escenario internacional.
Jean-Marc Aveline (Francia, 66 años): Arzobispo de Marsella, teólogo con raíces magrebíes y sensibilidad social, representa una opción intelectual y culturalmente inclusiva.
Peter Turkson (Ghana, 76 años): Aunque su edad puede jugar en contra, su perfil como defensor de la justicia social y el medioambiente lo mantiene en el radar. Sería el primer Papa africano en más de 1.500 años.
Péter Erdő (Hungría, 71 años): Arzobispo de Budapest, con una sólida formación académica y un enfoque conservador, es visto como una opción de equilibrio entre tradición y renovación.
Mario Grech (Malta, 67 años): Secretario del Sínodo de los Obispos, Grech ha sido una de las voces más entusiastas en favor de una Iglesia sinodal, abierta al discernimiento colectivo.
¿Quien entrará con rostro de cardenal y saldrá con cara de Papa?

La opción no europea: ¿real o simbólica?
Aunque los europeos siguen dominando las quinielas, no puede descartarse una elección que rompa con la tradición. La posibilidad de un Papa procedente de Asia, África o América Latina sigue vigente, especialmente si el Colegio Cardenalicio opta por reforzar el carácter universal de la Iglesia. América Latina, cuna de Francisco, aporta figuras de peso como los mexicanos Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega, aunque sin el protagonismo de otros.

Un cónclave bajo la sombra de la incertidumbre
El mundo observa. La Iglesia enfrenta una crisis de credibilidad marcada por escándalos de abusos, un progresivo descenso de fieles en Occidente y una cultura global que desafía sus estructuras tradicionales. Al mismo tiempo, encuentra vitalidad en las comunidades del Sur global, especialmente en África y Asia. El próximo Papa deberá ser un pastor con visión geopolítica, un reformador con autoridad moral, y un símbolo espiritual capaz de inspirar a creyentes y no creyentes en tiempos convulsos.
En las próximas jornadas, la pequeña chimenea de la Capilla Sixtina volverá a emitir humo, blanco o negro, comunicando al mundo lo que ocurre tras sus muros. Cuando finalmente se eleve la fumata blanca y se escuche el Habemus Papam, la Iglesia habrá trazado un rumbo. Resta por ver si ese camino consolidará la senda abierta por Francisco o emprenderá un retorno hacia horizontes más tradicionales.
Sea cual sea el elegido, su pontificado marcará un nuevo capítulo en la historia milenaria de la Iglesia Católica y del mundo.
Algo insólito los cardenales han tenido dos pre-cónclaves y dos congregaciones generales, eso no había pasado nunca antes. En esas reuniones abordan todo tipo de temas desde las finanzas, pasando por la sexualidad hasta opiniones sobre la guerra y los migrantes y es ahí donde los cardenales exponen y se exponen. Están a contra reloj antes de que les quiten los celulares.
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