Los templos milenarios de Kioto: puertas de la armonía
Visitar Kioto es como recorrer once siglos de la historia de Japón, es la ciudad con mayor densidad patrimonial del planeta, según la UNESCO.
Kioto fue la antigua capital de Japón durante más de mil años, así como un importante centro religioso y artístico, además de ser cuna de una serie de íconos culturales del archipiélago asiático como la ceremonia del té y el arreglo floral o ikebana.
Concentra casi el veinte por ciento de los tesoros nacionales: 1,800 templos y su historia se expresa en más de una docena de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (trece templos budistas, tres santuarios sintoístas y un castillo). Además, es una de las urbes japonesas más modernas líder en ciencia, educación, arte y diseño.
Debido a su gran patrimonio cultural no fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. El teatro y la danza japoneses alcanzaron su apogeo durante el período Muromachi (1334-1568).
La época más recomendable para visitar Kyoto es durante la primavera, cuando los cerezos están en flor o durante el otoño, con sus característicos arces de hoja roja. O bien durante la celebración de cualquiera de sus matsuri o festivales anuales. Los tres más importantes son: el Jidai, el Aoi y el Gión.
Para conocer el alma de la ciudad, hay que cruzar el río Kamo y adentrarse en Higashiyama, el distrito en el que se localizan los templos más bonitos, además del distrito de Gion, el tradicional barrio de las geishas, en donde se habla el dialecto kiotoben.
Los templos sintoístas destacan por su color rojo intenso y porque su entrada está protegida por el arco tradicional (torii) que traza la línea entre lo sagrado y lo profano. Los templos sintoístas y los budistas coinciden en la importancia que conceden a los jardines, concebidos para inspirar serenidad. Los jardines japoneses no están hechos para pasear sino para ser contemplados. Son un instrumento para meditar, para captar la realidad sin la intermediación del pensamiento.
Templos milenarios
Uno de los lugares más impresionantes es el templo Kiyomizu-dera, templo del agua pura, monumento Patrimonio de la Humanidad, el cual fue construido sobre la cascada de Otowa-no-taki, donde tres canales de agua caen en un estanque. Tiene un enorme balcón de madera, sostenido por cientos de pilares, nos ofrece maravillosas vistas de la ciudad y la naturaleza de la zona. Los visitantes del templo toman agua de la cascada con la idea de obtener salud, longevidad y éxito en los estudios.
El Ginkakuji, el templo del Pabellón de Plata, de dos pisos y tejado en forma de pagoda, está rodeado de jardines diseñados por un maestro del paisajismo, ideales para meditar. El Camino de la Filosofía, que está ribeteado de cerezos y sigue un estrecho canal de un kilómetro y medio, se muestra en todo su esplendor durante todo el año.
Templos de la zona Norte
En el barrio Higashima se encuentra el templo Kinkaku-ji o Pabellón de Oro. Fundado en 1397 y reconstruido en 1950. El segundo y el tercer piso están recubiertos de pan de oro; tiene un jardín y un estanque con piedras que simulan la creación budista del mundo.
Otro edificio exquisito es el templo Ryoan-ji, del siglo XV, con sus enigmáticos jardines de piedra; así como el templo Tenryû-ji, construido como lugar de reposo de un emperador desterrado que se había convertido en dragón.
Legado imperial
En el centro de Kioto se encuentra el Palacio Imperial, rodeado de un gran parque. Fue residencia de la familia imperial entre 1331 y 1868, antes de trasladarse a Tokio. La construcción actual data de 1855. Fue destruido en varias ocasiones
Otros vestigios imperiales del centro de Kioto son el Palacio Shinsen-en y el Castillo Nijo, paradigmas de la calma y la perfección.
El centro histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1994.
Barrio de Gion
También conocido como el distrito de las geishas, empezó a florecer en el siglo XVII. Hoy es una de las zonas más animadas de Kioto, gracias a sus restaurantes, tiendas y locales de té. El barrio también es interesante por sus templos sionistas y budistas. Destacan la pagoda Yasaka, magnífico edificio del siglo XV, de 46 m de altura; y el templo Ryozen, con una escultura gigante de Buda emplazada en la entrada.
Gastronomía
Además de platos típicos como el sushi, el sashimi y el tempura, Kioto tiene una gastronomía propia a base de legumbres, marisco y tofu. Las bebidas típicas son el té y el sake.
Artesanía
En Kioto surgieron barrios enteros especializados en diferentes oficios. Los mejores artesanos del país trabajaban al servicio de la corte imperial y de los señores feudales. Hoy en día se pueden encontrar los talleres de sus descendientes en diferentes barrios. Los productos de la ciudad, incluidos los grabados en planchas de madera, la seda y los productos textiles, las muñecas y la papelería, todavía son famosos por su refinamiento, elegancia y maestría.
Ryokan: hotel tradicional japonés
Un Ryokan es un hotel tradicional japonés, donde las habitaciones tienen el suelo recubierto por tatamis (esteras) y carecen prácticamente de muebles, y donde las camas son Futones (colchones que se extienden en el suelo por la noche y se recogen durante el día). Las habitaciones destilan tradición japonesa y por lo general tienen un jardín privado. El precio de la habitación, en los ryokan más lujosos es incluso mas caro que el Park Hyatt o el Mandarin de Tokio, incluye una cena Kaiseki, considerada la alta cocina japonesa la cual consta de en una sucesión de pequeños platos preparados hasta el mínimo detalle y dura alrededor de dos horas.
Kioto se localiza 525 km al sur de Tokio y se puede ir en el tren bala, cuyo trayecto es de alrededor de dos horas.