El Legado Sigue Vivo
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Por : Anna Bonissone
Inspiración… ¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando escuchas esta palabra?
¿Un soplo de aire fresco que te confirme que estás vivo? … o una persona cercana a ti, cuyo legado vive en ti?
Ambos están relacionados, pero la persona que ha sido tu primera fuente de inspiración puede ser lo suficientemente importante como para transformar tu vida.
Cuando éramos niños, imitábamos a nuestras personas cercanas, necesitábamos una fuente de inspiración y genralmente, nuestros padres solían ser nuestra primera fuente. ¿Alguna vez te has preguntado quién fue la primera fuente de tu inspiración? ¿Recuerdas a esa persona?
Mi primera fuente de inspiración la tuve a una edad muy temprana. Durante mis primeros siete años viví en Italia con mi abuelo materno. Mi abuelo era mi héroe, una persona que arreglaba todo en la casa, ya fueran cables eléctricos, pequeños electrodomésticos o muebles. Él creaba todo tipo de cosas con sus manos, incluso mueblecitos para mis muñecas.
Mi abuelo también fue un sobreviviente de las dos guerras mundiales. En la Primera Guerra Mundial sirvió como soldado activo en los Alpes italianos, iluminando la ciudad, para protegerla de los aviones enemigos.
Mientras que en la segunda transcurrió como civil, realizando grandes hazañas que más adelante les contaré.
Todos los días, mi abuelo se levantaba muy temprano a las 4 de la mañana, para ir a vender frutas y verduras al mercado central.
Yo era una niña pequeña y a veces él volvía por mí y me llevaba al mercado. ¡Era muy divertido!
Recuerdo que fue una época increíble, comiendo frutas y observando a las personas y aprendiendo nuevas palabras… que a mi mamá no le gustaban tanto… ya que prohibió las visitas al mercado.
Mi abuelo tenía muchas habilidades: Me relataba un cuento diferente, que él inventaba cada día después del almuerzo para que me durmiera, pero el que se quedaba dormido era él. Yo salía en silencio de su habitación diciéndole a mi mamá: --“shhh il nonno dorme non fare rumore”---( el abuelo duerme no hagas ruido).

En el tercer cajón de la cómoda de su dormitorio, en lugar de ropa, tenía todo tipo de herramientas para arreglar cualquier cosa: martrillo, desarmadores, llaves de tuercas, etc.
Yo Tenía mucha curiosidad por ver qué había en ese cajón enorme y pesado y lo seguía cuando veía que iba a poner manos a la obra y recuerdo que pasaba el tiempo observando lo que hacía. Creo que así aprendí a cambiar apagadores , apretar tuercas y a clavar clavos.
También me enseñó a comer el arroz caliente sin quemarme la boca. Repartía el arroz por todo mi plato y luego me decía: --inizia sempre dal bordo fino a raggiungere il centro, il bordo si raffredda piú velocemente --(comienza siempre por la orilla hasta llegar al centro, la orilla se enfría más rápidamente).
Desde entonces, siempre que como arroz, lo hago de esa manera.
Al igual que en la vida..comienza avanzando desde el exterior para acercarte con seguridad al centro.
Entre otras cualidades, él era un gran artista. Cada Navidad, construía un Belén increíble. Usando madera, construía la base, las casas y los castillos con puentes levadizos añadía luces que simulaban el día y la noche. Me gustaba colocar a mis muñecos más pequeños como visitantes en los castillos.

Pasó el tiempo, mi abuelo murió y recuerdo haber llorado durante muchos días.
No pude decirle adiós...
Un día mi mamá me contó una historia la cual yo no conocía:
Como todos saben, los judíos fueron perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Bueno, resulta que mi abuelo y un sacerdote católico tenían escondido a un grupo de judíos en el sótano del convento de unas monjas. Les llevaban ropa, agua y comida.
Sí, como en una película, pero era real.
Nadie lo sabía, ni mi mamá, ni las monjas, solo ellos dos, hasta que la guerra terminó.
Si hubieran sido descubiertos, todos habrían perdido la vida. Sin embargo, mi abuelo optó por seguir sus principios y su buen corazón.
Arriesgó su vida por extraños que no formaban parte ni de su familia ni de su religión.
Hoy te puedo decir, sin dudarlo, que él ha sido el gran héroe de mi vida:
- Una fuente de inspiración.
- Una fuente de amor incondicional.
- Una fuente de buena voluntad y servicio hacia los demás.
Mi abuelo era un hombre bueno, sabio y cariñoso que hacía todo por su familia y por los demás.
Fue la primera fuente de inspiración en mi infancia y su legado sigue vivo en mi . Era una persona admirable, una persona que dejó el mundo un poco mejor de como lo encontró, mucho mejor de hecho.
Mi abuelo murió hace muchos años pero todavía su legado vive en mi. La forma en que aprendí a inspirar a otros, la forma en que expreso amor y la forma en que sirvo a los demás son el legado de mi abuelo del cual tengo aún mucho que aprender.
Él ha sido mi fuente de inspiración…
Hoy te invito a pensar cual ha sido la tuya, porque
pienso que tú también vives con el legado de alguien que te ha inspirado, te ha amado y te ha servido no solo a tí sino también a los demás.
¿Te has preguntado alguna vez Tú… de quién eres fuente de inspiración?
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