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Certeza en tiempos de incertidumbre. Suspender, terminar ¿Qué hacer con las relaciones de trabajo?


“El problema es que sufrimos mas por lo que suponemos que ocurre, que por lo que realmente pasa...”

Juan José Díaz Mirón.

En la cotidianeidad resulta que esta frase es psicológicamente acertada y por ende una pauta conductual aconsejable para todo paciente o interlocutor en relaciones sociales.

Sin embargo, la semana del 16 al 20 de marzo 2020 la anterior frase se ha convertido de repente, como si de una narrativa de Franz Kafka se tratase, en una contradicción literal de la realidad, sin estar ciertos (ni cerca) de lo que nos pasa y de lo que nos viene. Y si hoy como nunca antes, literalmente sufrimos y es muy posible que lo que realmente pasa sea en efecto mucho más grave de lo que suponemos.

Que certezas tenemos:

Como país tendremos que tomar una decisión muy sencilla y ello es comprometer el sistema de salud o el sistema financiero, sabiendo que el peor escenario es que se comprometan ambos.

En el primer escenario podremos seguir analizando las circunstancias medicas del virus que aqueja al mundo sin una cuarentena forzosa para no comprometer por completo el sistema productivo y financiero del país (ello esperando a que el contagio no se acelere como en otras latitudes con climas mas fríos). El segundo escenario seria activar una contingencia sanitaria posiblemente sectorizada en la que, de acuerdo con las legislaciones de salud y trabajo, se suspendan las labores y se pasé a un régimen de emergencia con una población cuarentenada ganando un salario mínimo diario durante un mes. En este escenario se salvaguarda la viabilidad del sistema de salud del país, pero se compromete de manera posiblemente irremediable el sistema financiero y productivo, afectando de forma directa a todas las familias mexicanas.

Hay bastantes conjeturas que giran en torno al índice de volatilidad del virus y a la recuperación de sistemas o poblaciones que han tomado medidas drásticas, pero de nuevo no existe una certeza de lo que realmente pasa o pasará. Hoy en día hay hipótesis por comprobarse que dictan que el gran aliado de México podría ser la latitud y el clima. Sin embargo, hay algo cierto: El mundo entró en un espiral tan vertiginoso, que ha cambiado al planeta con mayor velocidad de la que creíamos posible y la crisis económica que esto nos traerá… esperemos en el mejor de los casos, no se convierta también en una crisis social sin precedentes.

Como patrones mexicanos tenemos hoy una obligación: habrá que seguir produciendo con el menor contacto posible y con el mayor apoyo social que nuestra empresa nos permita. No podemos esperar la declaratoria de contingencia sanitaria en términos del 42 Bis de la Ley Federal del Trabajo para poder suspender por completo. Así como en los setentas Milton Friedman, el Nobel de economía vaticinó que la única responsabilidad social era crear riqueza… ahora, en el marco de la peor crisis mundial, la responsabilidad social de cada empresa es mantenerse a flote y actuar con la mayor humanidad posible para poder tener un futuro asequible.

Hoy el sistema financiero depende de la responsabilidad de los patrones a lo largo y ancho de la Republica. Utilicemos el dialogo con la gente y el articulo 31 de la Ley Federal del Trabajo para pactar lo que se requiera con nuestros empleados. Todos los convenios que se celebren a la luz de esta crisis serán para todos los efectos legales.

Mantengamos la confianza en el funcionamiento de nuestros acuerdos para que, como empleados y empleadores seamos solidarios en torno a un solo hecho: en esta crisis perderemos todos. Los tiempos son y serán difíciles para todos y en la medida de que logremos participación reciproca entre empresa, sindicatos y empleados, podremos aminorar la eminente crisis que tenemos encima y que nunca, por negligencia o desinformación previmos.

Acuñemos en el siglo XXI la Responsabilidad Social novedosa que nuestro tiempo nos requiere. No esperemos a una declaratoria oficial y ayudemos a nuestro país a avizorar un futuro sano.

Bufete Díaz Mirón y Asociados.

Marzo de 2020.

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