📰 Desplazados por el progreso: gentrificación en Querétaro y CDMX, dos ciudades al límite
- visionempresarial
- 20 hours ago
- 4 min read

Por: Lorena Meeser
En la Ciudad de México y en Querétaro, el concreto se expande, pero la gente desaparece. No por catástrofes naturales o violencia directa, sino por un fenómeno silencioso, legal y casi invisible: la gentrificación. Lo que para unos significa inversión, embellecimiento urbano y conectividad internacional, para otros representa pérdida, desarraigo y desplazamiento.
Ambas ciudades enfrentan una transformación vertiginosa de sus barrios más antiguos y tradicionales, impulsada por la llegada de capital extranjero, el auge del turismo digital y políticas públicas que, en muchos casos, privilegian el mercado sobre la comunidad.

Querétaro: La nueva meca del capital foráneo
Querétaro, con su centro histórico colonial declarado Patrimonio de la Humanidad, ha pasado en apenas una década de ser una ciudad tranquila de clase media a convertirse en una especie de "Silicon Valley mexicano": segura, limpia, conectada y, sobre todo, rentable.
El adoquín colonial del Centro Histórico ya no es igual. Donde antes resonaban los pasos de generaciones de familias queretanas, hoy el murmullo es otro: inglés, francés, alemán.
Zonas como San Francisquito, Hércules, La Cruz y el primer cuadro del Centro Histórico están siendo reconfiguradas a pasos acelerados. Cafeterías de especialidad, bares de mixología, estudios de yoga, galerías emergentes y complejos de departamentos tipo “loft” han reemplazado a papelerías, mercados y vecindarios multigeneracionales.
“No es que no queramos el desarrollo”, dice Teresa Aguilar, vecina de San Francisquito, “pero no a costa de nuestra vida aquí. Nos subieron la renta al doble en tres años. ¿Quién puede pagar eso ganando en pesos?”
Los precios de renta en las zonas más demandadas de la ciudad han subido entre 80% y 120% desde 2018, según datos de plataformas inmobiliarias. Muchos nuevos residentes ganan en dólares o euros, lo que distorsiona por completo el mercado local, alimentando la especulación inmobiliaria.
Además del impacto económico, se vive una transformación cultural: lo “tradicional” se convierte en producto turístico. Las fiestas patronales, los tianguis y la comida local son reconfigurados para el consumo visual y superficial, perdiendo su función social original.

Ciudad de México: laboratorio de la gentrificación
En la capital del país, la gentrificación no es nueva. Comenzó en serio en los años 2000, particularmente en las colonias Roma y Condesa, cuando desarrolladores comenzaron a rehabilitar edificios dañados por el sismo de 1985. Pero fue la explosión del turismo digital y de plataformas como Airbnb lo que terminó por consolidar el fenómeno.
Hoy, barrios como Juárez, Santa María la Ribera, Escandón y Coyoacán enfrentan una transformación acelerada. Los vecinos tradicionales —adultos mayores, estudiantes, familias de ingresos medios— ven cómo sus rentas aumentan sin control o simplemente son desalojados por dueños que buscan mayores ganancias en el mercado de renta temporal.
“Hay edificios enteros donde ya nadie vive más de una semana”, comenta Mariana Hernández, del colectivo Vecinos Unidos Roma-Condesa. “Antes sabías quién vivía al lado. Ahora no conoces a nadie.”
En la CDMX, la gentrificación ha derivado en una crisis habitacional: según estudios de la UNAM, más de 15 mil viviendas han salido del mercado tradicional de renta por convertirse en estancias turísticas. La política pública ha sido ambigua. En 2023, el gobierno capitalino incluso firmó una alianza con Airbnb para fomentar el turismo digital, sin una regulación clara para proteger a los residentes locales.

¿Progreso o expulsión?
Tanto en Querétaro como en la CDMX, la narrativa del progreso se impone: inversión extranjera, mejora del espacio urbano, aumento del valor de las propiedades. Pero ¿quién puede pagar ese nuevo valor? ¿Quién tiene derecho a permanecer en la ciudad?
Lo que está en juego no es solo el costo de la vivienda, sino el derecho a habitar la ciudad. La gentrificación, en su forma más cruda, no solo reconfigura calles y fachadas; también desarticula comunidades, homogeneíza la cultura y convierte lo local en mercancía.
🔍 Comparativo: Querétaro vs. Ciudad de México
La nueva cara de la gentrificación en México: Cuando la inversión extranjera expulsa a los residentes de siempre.
Aspecto | Querétaro | Ciudad de México |
Inicio del fenómeno | 2015 en adelante | Desde 2000, con auge en 2010-2020 |
Zonas afectadas | Hércules, Álamos, Jurica, Juriquilla, Centro, San Francisquito | Roma, Condesa, Juárez, Santa María |
Agentes principales | Inversión extranjera, nómadas digitales | Airbnb, desarrolladores inmobiliarios |
Aumento de rentas promedio | 80–120% en 5 años | 100–200% en 10 años |
Consecuencias culturales | Desplazamiento simbólico y físico | Fragmentación del tejido social |
Regulación | Escasa | Ambigua y permisiva con el turismo digital |

Hacia un modelo urbano más justo
La gentrificación no es inevitable. Existen alternativas: regulación de la renta, impuestos a viviendas vacías o para turistas, protección legal a inquilinos, promoción de vivienda social y cooperativa, participación comunitaria en el desarrollo urbano.
Lo que se necesita es voluntad política y presión social. Porque si el futuro de las ciudades se construye solo para los que más pueden pagar, no estamos hablando de progreso, sino de exclusión.
“Queremos barrios vivos, no escaparates turísticos”, dice Mariana Hernández. “Y queremos quedarnos.”

¿Qué es la gentrificación?
La gentrificación es un proceso urbano mediante el cual ciertos barrios, tradicionalmente habitados por comunidades de clase media o trabajadora, son transformados por la llegada de residentes de mayor poder adquisitivo, inversión inmobiliaria y revalorización comercial. Este fenómeno suele ir acompañado de un aumento en los precios de la vivienda y servicios, lo que genera el desplazamiento —directo o indirecto— de los habitantes originales. Aunque suele presentarse como sinónimo de “renovación urbana” o “mejora del entorno”, en la práctica también implica una pérdida de identidad local, rupturas sociales y un acceso cada vez más limitado al derecho a la ciudad.
Comments