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Herminia Castañeda retoma la dirección de la Escuela de Danza Nijinsky.





Con un gran bagaje de experiencia, Herminia Castañeda retoma la dirección de su Escuela de Danza Nijinsky, como coordinadora de los maestros, coreógrafos, además de producir y dirigirla.


Desde 1973, cuando llegó a Querétaro su trayectoria se ha realizado como maestra más que como bailarina. En esta nueva etapa se impartirán las disciplinas de Ballet Clásico, Jazz Lírico, Contemporáneo, Zumba, Danza Aérea y Acrobacia.

Uno de sus principales objetivos es ver a la danza como una forma de desarrollo humano y reto personal, formar diletantes en todas las artes con enfoque en la danza y la formación de los bailarines además de abrir espacios para el desarrollo de su profesión.

La Escuela de Danza Nijinsky se basa en el sistema de la Royal Academy of Dance (R.A.D.) que ofrece un programa estructurado tomando en cuenta las etapas de desarrollo y las capacidades de cada alumno con esta metodología creada en Londres desde hace más de 100 años, misma que se imparte en más de 80 países.

Cada año recibe a una examinadora enviada por la RAD y los alumnos queretanos tienen la certeza de tener el mismo nivel que en Alemania, Francia o en cualquier parte del mundo ya que son calificados bajo los mismos parámetros.

Bajo la dirección de Herminia Castañeda, durante casi medio siglo, la Escuela de Danza Nijinsky es parte de la historia de la danza en Querétaro y ha tenido la dicha de recibir alumnos talentosos y esforzados que gracias a la instrucción recibida han creado sus propias escuelas.

Con la creencia de que el éxito no está en “vencer siempre, sino en no darse por vencido nunca”, abrió sus puertas en su primer local en 1974 a un costado de la Iglesia de San Agustín, para posteriormente instalarse en su sede actual el 8 de mayo de 1983, en Plaza de la Américas, siendo la primera academia en Querétaro en recibir la certificación de la Royal Academy of Dance of London.

A lo largo de su trayectoria la escuela ha presentado obras del repertorio del ballet como: “El lago de los Cisnes”, “Cascanueces”, “Giselle”, “Coppélia” “Sílfides”, “La Fille mal gardée” (conocida como La Niña Malcriada) y “Baile de Graduados” por mencionar las más importantes, dando funciones en diversos teatros y centros culturales. Además de presentar “El Cascanueces” durante más de 15 años en la época navideña el cual se hizo una tradición de la época navideña.

También incursionó en la comedia musical presentando varios musicales de los más representativos de todos los tiempos como Mi Bella Dama, Chicago, Adiós Berlín, Cats, El Violinsta en el Tejado y una Antología de Comedias Musicales, entre muchas otras.



Herminia Castañeda: corazón, danza y profesionalismo.

Hablar de Herminia Castañeda implica evocar la personalidad de un ser humano inteligente, original, persistente, independiente, llena de curiosidad, espontaneidad, frescura, determinación y con un gran corazón.

Una mujer que ha sabido enfrentarse a los retos, compartir créditos, abrirse hacia las emociones y que ha motivado a varias generaciones de niños iniciándolos en el mágico mundo de la danza, logrando que por este medio externen sus emociones y se formen de manera creativa e integral como personas.

La danza, como el drama hablado, debe explorar la esencia espiritual y emocional del ser humano lo cual ha hecho Herminia durante toda su vida, logrando que a cada momento ésta se convierta en escultura en movimiento. Es una fiel representante de esta disciplina ya que todos sus movimientos reflejan la elegancia con la que mueve su cuerpo, en especial los brazos. Además, también tiene una gran flexibilidad en la espalda, habilidad que le ha permitido interpretar todo tipo de experiencias.


Herminia Castañeda: icono de la danza y la cultura en Querétaro.

Herminia Castañeda nació en Xalapa, Veracruz, empezó a bailar a la edad de cuatro años en Ciudad Juárez y en el Paso, Texas. A los cinco años fue alumna de John Field.

Continuó con sus estudios de danza en la ciudad de México en la Escuela Nacional de Danza en donde obtuvo la Beca Rockefeler al Mejor Estudiante en el ramo de la danza. Posteriormente tomó cursos de expresión corporal con André Lapier.

Continuó con su preparación dentro del ámbito de la danza hasta los 22 años cuando se casó con Humberto Ramírez Bolaños con quien formó el proyecto más importante de su vida, sus tres hijos: Rafael, Humberto y Silvia Herminia. Durante ese tiempo nunca dejó de dar clases. Y después de diez años retomó sus estudios de danza y obtuvo el Certificado de Teachers, posteriormente hizo su transición profesional, con éxito hacia el campo de la docencia.

Su objetivo esencial es compartir el legado de su arte con varias generaciones de bailarines de Querétaro.

Es educadora, maestra de danza y heredera de las enseñanzas de sus primeros maestros. Su tarea ha sido crear un vínculo entre el educador y el discípulo en ese proceso de búsqueda.

Llegó a vivir a Querétaro hace 48 años, debido a que a su esposo trabajaba en la antigua planta de Kellog’s. Posteriormente se fueron a vivir a Castro Valley, entre San Francisco y Oakland. Su esposo aprendió todo sobre cereales y botanas y Hermina trabajó en el Children Television Workshop, haciendo las adaptaciones del programa Sesame Street (Plaza Sésamo). A su regreso a Querétaro trabajó en la USEBEQ, fue cofundadora de los Laboratorios de Psicología en Educación Preescolar, fundó 38 jardines de niños, dos laboratorios de psicología y trabajó en varias instancias culturales.

Y fue así, motivada por su preocupación en torno a la profesionalización de la danza en Querétaro fundó la Escuela de Danza Nijinsky.

¿Cómo fue tu experiencia en Estados Unidos?

Eran otras épocas porque a Estados Unidos le interesaba tener migrantes capaces y felices para formar un crisol de razas en el Sur de la Unión Americana. Ahora, los problemas tanto del país como del exceso de migración son muy distintos.

También fui fundadora de un Ballet Folklórico y cofundadora de la Latin American Saturday School en Oakland, con Virginia Teamwold, una escuela sabatina que fomentaba la cultura y los valores latinos, así como el orgullo de la nacionalidad, la raza y la asimilación de las diferencias.

Intenté en vano dar clases particulares de ballet en el garage de mi casa de Castro Valley, que estaba en una colina y de bajada. Nunca pude hacer nada con las ocho gringuitas que se aventuraron a tomar las clases.


¿Cuáles fueron tus vivencias cuando regresaste a vivir a Querétaro?

Vivimos un mes en el Hotel Casablanca (mis hijos no salían de la alberca), en espera de que nos entregaran nuestra casa en Carretas, que era un fraccionamiento en formación, en donde la leche bronca se repartía en una carreta tirada por dos caballos percherones y que para poder contar con teléfono tuvimos que pagar una línea con cuatro postes desde los Arcos hasta la calle de Monasterio. La primera llamada que recibí fue de la Directora General de Educación Preescolar de la ciudad de México que me ofreció la dirección de un Jardín de Niños. Fue así como al día siguiente estaba dirigiendo el Jardín de Niños Bélgica, ubicado en una casita de interés social.

Cuatro años más tarde inauguré en un gran terreno las nuevas instalaciones de ese Jardín de Niños y fue ascendida a Supervisora.

Desde ahí tuve la oportunidad de fundar 38 planteles en Agua Zarca, Arroyo Zeco, Landa, Jalpan, Chichimequillas, Peñuelas, El Lobo, El Ahorcado, la Griega, Tolimán, Bernal, El Colorado, Tierra Blanca y aquí en la capital, los de Casablanca, Presidentes, Comerciantes, Las Campanas y Carretas, entre muchos otros.

Inauguré jardines de niños en la Sierra Gorda y en varios municipios, siempre apoyada por CAPCE y por la Federación.



¿Cuáles han sido tus mayores satisfacciones?

El haber podido servir a miles de niños y el haber plantado nueve mil árboles en un espacio de tres años. En Amealco subí piedras desde el río y me dañé la columna por lo me tuve que someter a una intervención quirúrgica. Pero la juventud me permitía todo, estar a las nueve de la mañana en la Sierra y a la cinco de la tarde en Querétaro con zapatillas y leotardo dando clases de danza.

Al iniciar mi labor escolar, traté de introducir el uso de la bicicleta para trasladarme, el tamaño de Querétaro y mi condición física me lo permitía, pero después de escuchar toda suerte de piropos y majaderías, decidí renunciar a esa inquietud ambiental y mejor inventé un programa ecológico para los jardines de niños y las Guías de México, grupo que apoyé. Eran los años del famoso slogan publicitario “Ponga la basura en su lugar”, que ahora sería “No produzca basura”.

Otra de mis grandes satisfacciones es que de siete mil alumnos que han pasado por Nijinsky, muchas de ellos han regresado a buscarme y me invitan a la inauguración de una academia o a una presentación de danza. La Escuela de Danza Nijinsky ha dado origen a varias academias nuevas, dirigidas por talentosas ex alumnas.



¿Cómo era tu sistema de trabajo con tantas actividades?

Nunca estuve detrás de un escritorio, gracias a Lulú, mi maravillosa secretaria y así fundando escuela tras escuela, recorrí en mi Brasilia azul todo el estado. Aún conservo en mi jardín unas plantitas trepadoras que traje de Agua Zarca, y alguno que otro sapo descendiente de ciertas diminutas ranas verdes que recogí en Tolimán.

En los ochenta viví los años del enorme crecimiento de Querétaro. Es muy cautivador ser pionera y haber participado en logros como estos: de dos zonas de jardines de niños existentes entonces en el estado, hoy en día hay decenas; de una sola Biblioteca con que se contaba cuando fui Directora de la Casa de la Cultura recién donada por el Dr. Ignacio Mena, avanzamos en la construcción de todo un sistema de Casas de Cultura en el estado. Durante el gobierno de Don Rafael Camacho Guzmán, tuve la oportunidad de coordinar el Festival Cervantino en Querétaro durante más de seis años. En aquélla época estábamos estrenando el Auditorio Josefa Ortiz y el Estadio Corregidora y teníamos hasta tres grupos internacionales simultáneamente.

Al frente de la Casa de la Cultura, también viví una etapa de gran interés con los talleres de grabado, vitral, ballet, danza folklórica, cine club y con las diferentes actividades artísticas que constantemente teníamos como presentaciones de libros, cine-debates, exposiciones, subastas de arte, encuentros de poetas, programas de Teatro en los Barrios, Domingos Populares de la Cultura, Sábados en Familia, Ven a Inventar en el Arte y muchos más. Cada mes teníamos el calendario repleto de actividades. Tal vez había menos oferta cultural que hoy en día pero había mas deseos de asistir.



¿Crees que vale la pena sacrificarlo todo por la danza?

Yo no lo veo como sacrificio. Me gusta bailar, pero me gusta más enseñar porque ahí combinas la didáctica, la metodología, la pedagogía, ya que a través del movimiento puedes enseñar amar, a soltar, dejar ir y vivir la alegría.





Puedes mencionar algunas de tus actividades durante tu vida profesional.

Estuve trabajando durante tres años con el Dr. René Martínez en la Presidencia Municipal, como regidora de Educación y Cultura, en donde tuve oportunidad de enriquecer mi experiencia y servir al estado que me acogió. Entonces mi labor en USEBEQ era de Jefa de Departamento de Servicios Culturales, puesto con el que me jubilé.

Siempre y durante más de treinta años he mantenido una constante actividad vespertina dedicada a la danza. Cuando regresé de Estados Unidos di clases en el Instituto de Bellas Artes de la UAQ, y posteriormente fundé la Escuela de Danza Nijinskky.

Tuve la oportunidad de trabajar como ayudante de clases en la Academia de Bellas Artes, bailé con Amalia Hernández y en el Temaztiani. También participé como solista en los Cuentos de Hoffman en donde interpreté a la Muñeca Olimpia y en varias obras en el cuerpo de baile.

Fui fundadora de Danza 2000, en donde se reunieron las 6 academias principales de danza en Querétaro.



¿Qué significa para ti el Cascanueces?

Desde hace muchos años este ballet era el evento más esperado del año y formaba parte de una tradición decembrina queretana y todo esto gracias a la perseverancia, a la credibilidad de un trabajo profesional sostenido. Hacíamos un gran esfuerzo de producción, para presentar la versión del cuento de hadas hecho ballet, con el anhelo de que esta tradición navideña estuviera presente en todos los pueblos cultos del mundo, tradición que une a las familias a través de esa experiencia compartida.

Durante más de 17 años se presentó en Querétaro dando funciones en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez en versión matutino escolar y los fines de semana se presentaba con el teatro lleno, con producciones muy completas, con un bailarÍn invitado de la Compañía Nacional de Danza, inclusive hasta con caballos en vivo.



Escuela de Danza Nijinsky

Costa Rica No. 7

Plaza de las Americas

76050 Santiago de Querétaro, Qro.


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