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Soy Querétaro: hoy es mi aniversario



Soy Querétaro, según la tradición el 25 de julio de 1531 es la fecha mi fundación.

Pero desde mucho antes, en mis orígenes fui habitado por otomíes y tarascos, pues mis tierras ricas y fértiles, brindaron cobijo a aquellos bravos otomíes y purépechas de los que poco quedó y poco se sabe recordar, pero que amaron estos cerros pródigos en piedras y metales preciosos y estos llanos donde las aguas de mis ríos dan vida a vegetación y fauna incomparables. Tengo restos claros de una cultura Mesoamericana, en Toluquilla, Ranas y El Pueblito.

El significado de mi nombre tiene dos versiones, una purépecha que significa "lugar donde se juega la pelota o juego de pelota" y la otra otomí que significa "lugar de piedras". Y según la lengua ñhäñhú utilizaban dos vocablos para referirse a mi persona: “Maxei” y “‘Ndamaxei”, cuyos significados son “Juego de pelota” y “El mayor juego de pelota” respectivamente.

Sin embargo, estudios lingüísticos recientes indican que mi nombre era k’eri irétarho: k’eri: grande; ireta: pueblo; rho: locativo k’eri irétarho: “lugar del gran pueblo”, o “lugar del pueblo grande” mismo que al paso del tiempo derivó en el vocablo actual.

Mi fundación, mezcla la realidad con la tradición, y se remonta a la llegada de los españoles Hernán Pérez Bocanegra y Córdoba quien se alío con el indígena otomí Conín (quien posteriormente adoptó el nombre castellanizado de Fernando de Tapia), cacique de Jilotepec. Cuenta la leyenda que se llevó a cabo una batalla en el cerro del Sangremal entre los indígenas chichimecas, habitantes de la región, y un grupo de indígenas otomíes ya colonizados y liderados por españoles. Esta batalla se realizó sin armas. Dada la señal convenida, se trabó una lucha cuerpo a cuerpo, dejándose notar la superioridad de los chichimecas, dominando la batalla. A mitad de esta, se eclipsó el sol, salieron las estrellas y apareció en el cielo una cruz, como de cuatro varas de alto, y a su lado el Apóstol Santiago montado en un brioso caballo. Al ver esta aparición, los indígenas chichimecas perdieron el ánimo y se rindieron.

Desde ese momento, he llevado el nombre de la “Santiago de Querétaro”. En mi escudo se observa un óvalo en cuyo centro se ve una cruz, teniendo a su lado al Apóstol Santiago a caballo, y en el cuartel superior, el sol poniéndose y el cielo cubierto de estrellas.

En esa época fue labrada una cruz de piedra que se conserva en el altar de la iglesia del Convento de la Cruz. También guardo y conservo celosamente el santo arbolito que creció del bastón de Fray Margil de Jesús y del cual florecen espinas como cruces que tanta devoción inspiran a propios y extraños.

En octubre de 1655 el Cabildo inició los trámites para que me dieran el título de "Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro", el cual fue expedido por el Virrey en enero de 1656 y confirmado en 1712 por su majestad el Rey Felipe V de España. Pero hasta el 9 de noviembre de 1714 pude ostentar oficialmente mi flamante título por mandato del Virrey duque de Linares.

El15 de enero de 1726 el Marqués de la Villa del Villar y del Águila, Don Juan Antonio Urrutia y Arana, inició la construcción del acueducto para satisfacer una petición de las monjas capuchinas y de paso llevar agua al convento. Cuando de representarme se trata la primera imagen que surge es la del inmortal acueducto único en tierras mexicanas, el cual consta de 74 arcos que alcanzan una altura promedio de 23 metros y una longitud de 1280 metros.

El 21 de agosto de 1796, el Virrey de Nueva España autorizó al Corregidor Ignacio Ruiz Calado la construcción de la Alameda y le dio permiso para organizar corridas de toros para financiar parte de este proyecto.

En la mañana del 13 de septiembre de 1810 fue tomado prisionero Epigmenio González, por tener un arsenal de armas destinado a la insurgencia y al día siguiente fueron apresados el Corregidor de Querétaro, Don Miguel Domínguez, y su esposa, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, por haber sido delatados como miembros de un grupo de conspiradores contra el gobierno virreinal y así me convertí en la cuna del movimiento de Independencia, fui fiel testigo de su planeación y de su concepción.

La primera piedra de la fuente del Marqués, se colocó el 28 de marzo de 1843. El acto estaba programado a las nueve de la mañana. En el centro de la Plaza Mayor se veía la excavación que recibiría los cimientos del monumento. Una caja de plomo dorado introducida en una piedra, que sería la primera, guardaba diferentes testimonios que conservarían la memoria del acto. Uno de ellos el proyecto de la fuente: una columna de ocho metros de alto que sostendría la estatua del Marqués; sobre el basamento de apoyo, cuatro perros de plomo arrojarían agua hacia el estanque. Puntual el gobernador don Julián Juvera inició el acto acompañado por el M. I. Ayuntamiento, por los oficiales de la guarnición y por el cuerpo eclesiástico de la ciudad.

En 1847 fui nombrada capital de la República Mexicana a causa de la invasión de los Estados Unidos, por el Presidente Interino Don Manuel de la Peña y Peña que fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia.


El 30 de mayo de 1848, nuevamente fui protagonista de la historia de México con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, por Don Manuel de la Peña por México y Nicolás Trust por Estados Unidos, en el cual se cedieron a los Estados Unidos los territorios de Alta California y Nuevo México, hoy estados de California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, Oregón y parte de Colorado.

Eran las tres de la tarde del 14 de febrero de 1882 cuando repentinamente el silbato del ferrocarril se escuchó a lo lejos. La multitud ávida de curiosidad se precipitó hacia las orillas del talud del terraplén, a la llanura y a la barda antigua de la Alameda, a cuyo frente majestuoso y bello llegó el tren, que fue saludado por más de veinte mil espectadores que agitaban sus sombreros y sus pañuelos para darle una entusiasta y cordial bienvenida al mensajero del progreso. Las campanas de los templos no dejaban de repiquetear, la música bélica hacia oír el Himno Nacional y mil cohetes se arrojaban al aire.

Los primeros tranvías que hubo en mis tierras eran carros que circulaban sobre rieles, tirados por mulas El primer tramo se inauguró en diciembre de 1882 y en 1930 el tranvía fue sustituido por los primeros autobuses urbanos.

También fui testigo del derrocamiento del Emperador Maximiliano de Habsburgo y de las batallas en el Cerro de las Campanas, entre los liberales y las tropas de los conservadores.

Como olvidar el fusilamiento de Maximiliano el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas junto con Miguel Miramón y Tomás Mejía.

Después de la caída de Maximiliano, se publicó el primer número del Diario Oficial llamado “La Sombra de Arteaga”, tirado en tinta roja, dando a conocer la lista de los jefes imperialistas que fueron reducidos a prisión. Este diario está íntimamente ligado a los nombres de Luciano Frías y Soto (director) y de Hipólito Alberto Vieytez (redactor), quienes promovieron su publicación. Desde su fundación el Diario Oficial ha sido publicado ininterrumpidamente.

Por decreto número 19 de fecha 18 de julio de 1867 el coronel Julio M. Cervantes, Comandante Militar y Gobernador, queriendo honrar la memoria del General Arteaga, me dio el nombre de “Querétaro de Arteaga”.

El reloj que sigue marcando las horas en San Francisco, fue traído de Europa por encargo del Gobernador Rafael Olvera. Se comenzó a instalar en junio de 1884 y fue inaugurado con gran pompa el 10 de julio. Dadas las características de su maquinaria hubo necesidad de construir un receptáculo en la parte superior de la portada principal, sobre el alto relieve de Santiago Apóstol. Sustituía al que en 1796 el relojero Manuel Carrera colocó en el cubo de la base de la torre, arriba de la segunda ventana, cuyo marco de cantera todavía se conserva.

En 1916 fui nombrada capital de la República por tercera ocasión. La Constitución Política que aun rige al país, fue concebida, discutida y aprobada por el Congreso Constituyente en el "Teatro de la República" el 5 de febrero de 1917, durante el gobierno del presidente Don Venustiano Carranza, también conocido como el Barón de Cuatro Ciénegas.

El Himno Nacional fue tocado por primera vez en el Teatro de la República, (Teatro Iturbide) mientras se ensayaba para su presentación final para el presidente Santa Ana. Se cantó por primera vez, el 16 de septiembre 1854, en el Teatro "Antonio López de Santana" que más tarde se llamó Teatro Nacional en la capital de la República, por el tenor Salvi.

En 1922, el Gobernador del Estado don José María Truchuelo, expidió un Decreto por el que se modificaba el nombre de Gran Teatro Iturbide por el de Teatro de la República.

Como recinto artístico, este lugar se inauguró con la comedia "Por Dinero Baila el Perro y por Pan si se lo Dan". En este mismo lugar se presentó varias veces la soprano Angela Peralta, mejor conocida como “El Ruiseñor Mexicano”.

Actualmente se llevan a cabo eventos cívicos, culturales y artísticos de gran relevancia.

Tengo el orgullo de que mi centro histórico fue designado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad el 5 de diciembre de 1996.

En casi 500 años he sido una tierra de pioneros de la cultura en este continente. No hay ninguna ciudad más antigua, ni que haya tenido tanta riqueza cultural en todos estos siglos de vida al norte de mí en todo Norteamérica, incluyendo Estados Unidos y Canadá.

Aquí se creó la tercera Universidad más antigua del continente. Y en estas tierras germinaron las ideas de Independencia y Libertad, siendo el escenario de las gestas más

heroicas de la República Federal. Aquí también cobijamos lo más avanzado del Pensamiento Ilustrado que nos dio las leyes que todavía nos rigen.

En tres diferentes ocasiones he sido la capital de la República.

Poseso una riquísima geografía que alberga una de las mayores diversidades de la reserva de la biosfera privilegiadas por su riqueza y variedad.

Cuento con una espléndida arquitectura, poseo algunos de los edificios, iglesias, plazas y museos más bellos del país como la Casa de la Corregidora (Palacio de Gobierno), Palacio de Gobierno del Municipio, el Museo de Arte (ex convento de San Agustín), el Museo Regional, el Museo de la Ciudad, el Museo de la Restauración, Plaza de Armas. Jardín Guerrero, Templo y ex convento de la Cruz, Templo de Santa Clara, Templo de Santa Rosa de Viterbo, la Catedral, Templo de San Francisco, el Templo de San Antonio, el Templo del Carmen, el Templo de Santo Domingo, el Templo de Capuchinas, el Templo Teresitas, el Templo de la Congregación, la Casa de Ecala, la Casa de la Zacatecana, la Casa de Don Bartolo, el Archivo Histórico de Querétaro, la Casa de la Marquesa, el Panteón de los Queretanos Ilustres, la Capilla del Calvarito, Plaza de Armas, Monumento Juan Caballero, Templo Señor Santiago, Patio Barroco, Plaza de la Constitución, Bellas Artes, Jardín Zenea y la Plaza de la Corregidora.

Poseo gastronomía, arquitectura, tradiciones, leyendas, personalidades y he sido pieza clave en la historia de México.

Tengo el privilegio de ser anfitrión de los modernos afanes de industrialización y desarrollo económico y soy uno de los pilares del histórico esfuerzo de descentralización política, económica y cultural de nuestro país, que está demandando el pueblo de México para insertarse con éxito en los procesos de globalización de la sociedad mundial en este momento histórico.

A mis visitantes les ofrezco una tradición de casi 500 años de historia. El famoso acueducto, iglesias, impresionantes palacios y casonas que me hacen uno de los lugares coloniales más hermosos de México y uno de los lugares turísticos más atractivos de México.

Estoy situado en el centro geográfico de la República Mexicana por lo que soy el corazón de México.

Querétaro, Patrimonio de la Humanidad.

Cuna de la Independencia de México, Querétaro es una de las 10 ciudades mexicanas pertenecientes a la lista del patrimonio mundial.

El lugar es un legado que simboliza su población multiétnica y la mezcla de siglos de historia, arte y cultura, conventos, templos, fuentes, jardines, casonas y construcciones de gran valor histórico como el Palacio de la Corregidora, la Casa de la Marquesa y su emblemático acueducto. El Centro Histórico es uno de los cuatro Patrimonios de la Humanidad declarados por la UNESCO.

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